Jacob, de 14 años, nació con una deficiencia en el miembro superior debido al síndrome de bandas amnióticas. Pero eso no le ha impedido jugar el deporte que ama desde que era pequeño.
A los 8 años, Jacob fue descubierto por su entrenador de rugby mientras jugaba un partido de fútbol. Su mamá recuerda: “Cuando Jacob tenía 8 años, nada lo detenía físicamente. Se pasó al rugby cuando lo vio su actual entrenador y lo amó desde el primer momento. Tanto fue así, que dejó de jugar fútbol. Con el fútbol teníamos que insistirle para que se preparara, pero con el rugby se levantaba listo y vestido para ir. Nunca quería perderse un partido ni una sesión de entrenamiento. Encontró un deporte que realmente ama.”
"Simplemente amo jugar. No dejo que mi brazo me detenga de ninguna manera."
Jacob comenzó a jugar rugby de contacto a los 9 años, y es la parte del juego que más le apasiona: “¡Me encanta tacklear! No es algo que tengas la oportunidad de hacer en el fútbol”.
A pesar de su desafío físico, Jacob nunca ha permitido que eso lo detenga ni lo desanime. Sus padres piensan exactamente igual. Solo quieren que se divierta y disfrute del deporte. Pero la forma en que otros lo perciben no ha pasado desapercibida. Su madre recuerda haber escuchado a otros padres hablar de su hijo durante un partido: “No sabían que yo estaba escuchando ni que era su mamá, pero los oí decir que ese niño era realmente bueno. Sonaban sorprendidos. Como si no esperaran que fuera tan bueno. Me pareció gracioso”. La gente proyecta expectativas sobre Jacob que ni él ni sus padres han tenido jamás. “Siempre ha demostrado una gran determinación en todo lo que ha aprendido a hacer. Estamos extremadamente orgullosos de él.”